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  • Foto del escritorLu Delgadillo

Desolador cómo tuvieron que vivir nuestras ancestras su menstruación

Actualizado: 12 sept 2022

La menstruación. Sí, sabemos que al escuchar la palabra para algunas conlleva mucho dolor, para otras no tanto, unas se llegan a sentir irritadas, incómodas, adoloridas por solo mencionar algunos síntomas. Pero te has puesto a pensar que actualmente tenemos una inmensa gama de posibilidades y productos para hacerla más liviana. Además, hoy día contamos con información que permite tener una visión más amplia de nuestro cuerpo y de lo que es nuestra menstruación, en comparación con lo que vivieron nuestras ancestras. Por otro lado, lamentablemente aún existen muchos estigmas alrededor de este proceso biológico, sobre todo entre las religiones como el islamismo, creencias desde que es una “enfermedad” hasta que podemos secar cosechas enteras.


Hoy proponemos en esta breve lectura conocer un panorama sobre cómo fue para nuestras ancestras lidiar con ideas machistas y patriarcales también con lo referente a la menstruación. Iniciemos con el origen de la palabra menstruación. De acuerdo con el manual Merck, la palabra menstruación deriva del español menstruo, que a su vez proviene del latín menstruus y cuyo origen está en la palabra griega mensis que significa mes.


UN PASEO POR EL TIEMPO


No se tiene mucha documentación sobre el ciclo menstrual durante el paso del tiempo. Se cree que la idea de considerar a la menstruación como un peligro se inició en la época de la prehistoria, cuando se asoció la contaminación con sangre menstrual con la atracción de animales hambrientos contra los cazadores. En la cultura egipcia, los escribas eran hombres (una vez más a las mujeres no se les permitía participar en este hacer) que obviamente no estaban familiarizados, ni interesados sobre el tema. Lo que se sabe es que los primeros egipcios usaron “tapones” hechos de fibra de papiro ablandado.


Para los persas (800 a.C.), la mujer que había tenido un hijo, igual que la mujer que estaba menstruando, era “impura” y se le aislaba por cuatro o más días en un cuarto que tenía desparramada paja seca y alejada quince pasos del fuego y el agua, los elementos limpios. También estaba prohibido el coito, y sólo podía ser realizado después de las ceremonias de purificación de los "nueve portales del cuerpo".


En la India oriental (Siglo VI a.C.), los ritos védicos de purificación de la mujer menstruante eran muy precisos, y establecen que la mujer debía frotarse los dientes, hacer gárgaras doce veces y lavarse manos y pies; posteriormente zambullirse doce veces en el río, y tras salir de él, frotarse con lodo que llevará estiércol fresco, volver a zambullirse en el agua treinta y cuatro veces, y repetir las friegas de lodo; repetir la inmersión veinticuatro veces, frotarse el cuerpo con azafrán y para terminar, otros veinticuatro chapuzones más.





Sobre la causa de la menstruación, Hipócrates (466-377 a.C.) consideraba que la sangre menstrual era un producto de desecho, debido a que la mujer producía demasiada sangre. El origen de este sangrado, decía Hipócrates, se debía a que la mujer era excesivamente caliente, y sólo por este medio lograba atemperar el organismo.


Galeno (Siglo II d.C.), pensaba lo contrario, ya que la sangre menstrual aparecía debido a la imperfección de la mujer —fría y húmeda— por la falta del calor necesario, lo que causaba una digestión anormal de los alimentos; la función del sangrado era eliminar los materiales de desperdicio.


Plinio el Viejo (23-79 dC) en Roma publicó un libro llamado “Naturalis historia”, el cual decía que nada era más poderoso que la sangre menstrual, tanto para bien como para mal. Al igual que promovió la idea que la mujer no podía ver a nadie durante días ya que podía estropear los campos de cultivo, hacer abortar a los animales, convertir el vino en vinagre y demasiadas ideas estúpidas.


También los antiguos hebreos tenían las leyes de Niddah, según las cuales, las mujeres debían recluirse y apartarse de la sociedad mientras les duraba el periodo. Y en la edad media se consideraba algo vergonzoso, especialmente en las culturas cristianas. Se cree que se usaban trozos de tela o franela y para disimular el olor, las mujeres se ataban flores o hierbas en la cadera y el cuello.


Las telas reutilizables siguieron siendo usadas por mucho tiempo, pero es a finales del siglo XIX que surgen nuevos inventos como, las primeras copas menstruales (hechas de aluminio), ropa interior cubierta de goma, el “cinturón elástico interior femenino” al que se le ataba una toalla Lister (como las toallas higiénicas modernas).



Cinturones para la menstruación


En la Primera Guerra Mundial tuvieron un gran impacto los productos menstruales, porque las enfermeras notaron que la celulosa era muy efectiva absorbiendo sangre, lo que ayudó a la creación de las toallas higiénicas. En esta época, por las mismas circunstancias de escasez de hombres en las fábricas, se da más apertura a que las mujeres se integren a la vida laboral por lo que de esta nueva necesidad se provocó que se buscarán opciones para bajar los índices de ausencia de las mujeres cuando estaban en su periodo, ¡claro! pues impactaba en la economía de los hombres dueños de fábricas, no iban a permitirse perder y menos a causa de las circunstancias de las mujeres, ¿les suena familiar?.


Después de todo este tiempo de vivir en la ignorancia, generó una mala relación entre la mujer y su propio cuerpo, pero, ¿cómo no tenerla?. Este pensamiento perduró por siglos, haciendo creer a la mujer que estaba enferma, que era impura, que no podía tener relaciones sexuales, que no podía entrar a rezar a los templos, entre más creencias idiotas. Cuando todo hubiera sido tan diferente de haber incluido a nuestras ancestras, de haberles preguntado, ¿qué pasa con sus cuerpos, con su conexión corporal cuando estaban menstruando, etc.?, pero no, una vez más, fueron ignoradas y los hombres se inventaron demasiadas sandeces por miedo a no entender lo que ocurría con ellas, así como por temor a la fuerza biológica que poseemos.


A medida que terminaba el siglo XX, el movimiento feminista ha ayudado a visibilizar y reivindicar lo que realmente es la menstruación, por fin información de mujeres para mujeres, a perder la vergüenza a algo que nunca tuvo porque serlo. Actualmente, existe información de cómo reconectar con esa maravillosa energía que solo nosotras tenemos, además de contar con un sin número de productos que facilitan este proceso, de hecho curiosamente, la creciente preocupación por el medio ambiente ha provocado que, muchas mujeres están volviendo a los métodos antiguos y reutilizables, ayudando así a la reconexión con nuestro cuerpo. A pesar de lo anteriormente comentado, es terrible que sigan existiendo lugares donde la menstruación aún es vista como algo vergonzoso para las mujeres, pues las limita y transgreden sus derechos.


Después de lo anteriormente leído, nosotras como mujeres mexicanas tenemos la fortuna de no vivir en un país donde nos marginen por menstruar, por lo que me gustaría dejarte estos cuestionamientos: ¿qué ideas tienes sobre la menstruación, cómo la percibes, cómo la vives?, ¿realmente estás consciente de los cambios que ocurren en tu cuerpo? y ¿cómo puedes reconectar en cada momento de las 4 etapas de tu ciclo y no solo en los días que tienes flujo menstrual?



 

Referencias:


https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-universitaria-304-articulo-la-menstruacion-un-asunto-sobre-X1665579609481166






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